Había hielo en las almas de los republicanos que se vieron obligados a escapar del fascismo y dejar atrás casas, trabajos, amigos, familiares… Pero en el ‘Mexique’ también se sentía el calor de los compatriotas con los que compartieron destino y del pueblo mejicano que iba a acogerles.
Un abanico de emociones, a veces contrapuestas, presidió la travesía de quince días de Burdeos a Veracruz. En su cuaderno de bitácora, Sofía Blasco va registrando cada día las emociones que suscita la guerra, la derrota y el exilio, y que son la verdadera columna vertebral de la novela.