Este es el espacio en el que he escrito todos mis libros. Es una de las esquinas del salón de casa, con abundante luz natural (aunque no lo parezca en la foto), abierta al rumor de la calle y a los sonidos interiores. No hay que pedir permiso para entrar, no es un laboratorio o un santuario ni nada por el estilo. Es un campo abierto, en el que me enfrento a diario a la hermosa batalla de la escritura. Un libro no es producto de la prestidigitación, ni siquiera de la inspiración o el talento, sino única y exclusivamente de la perseverancia, que de alguna manera nos aboca a una cierta separación de los demás. La famosa «soledad del autor», para quien, piensa Haruki Murakami, solo hay dos opciones: Superarse o perder.
Mis dos últimos años de trabajo profesional han sido muy intensos, apenas tuve tiempo de mantener la constancia que requiere el oficio de escribir. Por suerte, el buque-libro que está a punto de zarpar estaba prácticamente construido antes del estallido de la pandemia, de manera que solo faltaba regresar al astillero de la esquina del salón para releerlo y efectuar los ajustes finales. Así transcurrió buena parte del pasado verano. Un proceso que, de manera inesperada, trajo sorpresas que contaré más adelante.
Escribir es una de las formas más profundas de entender y plasmar la vida que nos toca vivir, pero también la que otros vivieron y no pudieron contar. La idea de dar voz a quienes nunca la tuvieron (que alentó mi primer libro, El látigo y la pluma) resurge ahora con MEXIQUE. La última crónica de Sofía Blasco. Durante quince días de travesía por el Atlántico, republicanos españoles olvidados por la historia oficial abandonan el ámbito de silencio en el que han permanecido durante décadas y expresan qué significó la guerra civil para nuestro país y qué supuso para ellos dejar atrás la tierra donde nacieron. Escribir es una expedición a la verdad, dijo Franz Kafka, y creo que que en este relato testimonial hay mucha verdad. Como en todo lo que hago.
La ceremonia de botadura de tendrá lugar antes de que se extinga este infausto año del coronavirus. Haya buena o mala mar, espero y deseo que navegue muchas millas náuticas a lo largo de 2021.